El término “confit” proviene del francés “confire”, que significa “preservar”. En la gastronomía, confit se refiere a una técnica de cocción y conservación de alimentos donde se cocinan lentamente en grasas, aceites o azúcares a una temperatura baja. Tradicionalmente, este método se usaba para preservar carnes, especialmente el pato, el ganso y el cerdo.
Al cocinar la carne lentamente en su propia grasa, se vuelve excepcionalmente tierna y se puede conservar durante un período prolongado debido al entorno anaeróbico creado por la grasa, que inhibe el crecimiento de bacterias.
La técnica de confit también se puede aplicar a vegetales, donde son cocidos lentamente en aceite o grasa a una temperatura que no supera el punto de ebullición del agua (normalmente alrededor de 90°C o 200°F), lo que resulta en una textura suave y un sabor intenso. Los ingredientes confitados a menudo desarrollan un sabor rico y profundo gracias al proceso lento de cocción y la infusión de las grasas utilizadas.
En la cocina profesional contemporánea, el confit se valora tanto por su sabor como por su textura. Además de su uso tradicional para carnes y vegetales, la técnica se ha expandido para incluir otros alimentos, como frutas confitadas en azúcar, que son populares en repostería y como guarniciones.